Es necesario hoy un nuevo paradigma que incorpore otra visión
del cuerpo como instrumento de la consciencia frente a las
limitaciones del actual pardigma médico en Occidente, cuyas características
podemos resumir así:
1.- Representa en sí mismo una concepción derivada del paradigma
cartesiano anclado a la física Newtoniana, que aún no incorpora
los paradigmas relativista y cuántico.
2.- Concibe los organismos como mecanismos y, como consecuencia,
compartamentaliza su estudio en especialidades y sub-especialidades, en las que
muy frecuentemente se pierde la visión de la totalidad.
3.- El método científico constituye su único método posible de
conocimiento y preconiza que el antiguo arte de curar puede y debe ser
convertido en una ciencia.
4.- El observador puede separarse del universo de lo observado; el mundo y la
enfermedad son objetivos, el sujeto -terapeuta o paciente- desaparece en
la objetividad de las medidas.
5.- Presupone que la mente y la consciencia son emergentes del
cuerpo y el cerebro y que el hombre es una especie de
animal que va ascendiendo. Por la misma razón, muchas de las
observaciones en animales son extrapoladas al ser humano que, más que un nuevo
reino de la naturaleza, constituye, en este paradigma moderno, un apéndice del
reino animal.
6.- La observación empírica y la razón son los únicos
métodos de conocimiento y la lógica es el único uso aceptable de
la razón.
7.- Define salud como un estado, asume la enfermedad como lo
contrario de la salud y convierte la razón de su existencia en la lucha
contra la enfermedad más que en la promoción de la salud, una consecuencia
lógica de pensar la enfermedad como el opuesto de la salud.
8.- La concepción dualista está implícita en su abordaje de la vida:
dualidad mente-cuerpo, espíritu-materia, salud-enfermedad,
vida-muerte.
Existe una Interfase entre la medicina de la materia y la de la energía en el
territorio de los medios diagnósticos y terapéuticos, que incluyen mediciones y
modulación de campos electromagnéticos: electro y magneto-encefalograma,
tomografías de emisión de positrones, TENS, electroterapia, magnetoterapia,
laserterapia, son sólo algunos ejemplos.
La revelación de interacciones de la luz solar y los ritmos circadianos, con su expresión sobre los niveles de melatonina y el metabolismo de los carbohidratos, son evidencias de una pérdida de los antiguos límites moleculares y la construcción actual de una interfase de la medicina oficial en occidente y las antiguas cosmovisones energéticas de la salud y la enfermedad.
Los niveles del campo energético humano
Campos de materia, energía e información son campos de consciencia, entendida
ésta como el campo unificado que establece las pautas relacionales entre
los diferentes componentes de un campo.
Los niveles del campo energético humano, así considerados como
diferentes niveles de conciencia, incluyen el cuerpo etérico y el sistema
de chakras, componentes del sistema energético vital que permiten una
comunicación entre el hombre físico y los niveles emocional y mental de la
conciencia.
Un sistema, las redes o interfases establecen una transición entre el campo energético humano y los niveles moleculares, como la red de neuropéptidos, que permite la integración entre la mente y el cuerpo.
Patrones de ordenamiento geométrico en el seno del campo de energía, permiten
una aproximación clínica rápida y efectiva en el tratamiento de algunos
síndromes clínicos frecuentes, introduciéndonos desde la práctica en el mundo de
la geometría energética vital. Ésta nos permite comprender y utilizar
mejor procedimientos de cromoterapia, láserterapia y magnetoterapia,
relacionados con el componente electromagnético del campo relacional. Así
mismo, el conocimiento somero de los campos de energía nos facilita el manejo
clínico de los obstáculos a la circulación de la energía como la
detección y diagnóstico de los trastornos del campo etérico, sobre el que
se dan buena parte de las congestiones o depleciones energéticas, que juegan un
rol importante en la aparición de las enfermedades crónicas.
La noción de este campo y su relación con el cuerpo no es ajena a la
Psicobiología de la bioenergética clásica, que incluye el estudio de la
estructura del carácter concebida por Wilhelm Reich y desarrollada por Lowen y
Pierrakos. Se pueden hacer correlaciones de utilidad clínica entre la expresión
orgánica del carácter -la armadura o coraza caracteriológica-, los chakras, la
geometría energética vital y las alteraciones endocrinas, que permiten un
enfoque clínico práctico de las alteraciones del sistema energético vital y sus
sistemas conductores de señales. De la misma forma en que describimos trastornos
circulatorios y nerviosos, podemos referirnos a verdaderos trastornos en la
circulación de energía y el transporte de información en el seno del
nivel etérico del campo energético vital, cuyo conocimiento es de gran utilidad
en la practica clínica. La utilización de nuestro propio campo energético ha
sido desde la antigüedad un poderoso instrumento terapéutico.
Algunas ideas de interés para quienes apenas se inician en el camino de la energía y sus aplicaciones a la biología nos permitirán establecer un marco de referencia al trabajo propuesto:
1.- Todo en el universo manifestado se expresa como campos de
relaciones de materia, energía, información o conciencia. De la
interacción entre estos campos o niveles de energía surgen patrones de
organización que conforman nuestros diferentes cuerpos, concebidos, en esta
dimensión, como niveles de conciencia
2.- Nos movemos en un mar de energía fundamental, que asume en parte
las características del sistema que permea. Esta energía en el seno de los seres
vivos presenta diferentes niveles vibratorios, de los cuales dos han sido
claramente descritos por diversos investigadores a lo largo de la
historia.
El primer nivel es un campo electrodinámico de baja frecuencia que forma un sustrato para los eventos fisiológicos al interior del organismo. Su energía, de naturaleza eléctrica, descrita por Burr, Ravitz, Nodenström y Becker, rige procesos tan importantes como la reparación tisular y se relaciona con la producción de corriente eléctrica continua y campos magnéticos perpendiculares a la misma, que circulan por algunas estructuras como el perineuro, los vasos sanguíneos y los canales de acupuntura.
La otra es una forma de energía más sutil y universal, adscrita a conceptos vitalistas como el de fuerza vital (Hahnmann), OD (Reichenbach), ORGON (Reich), CHI (M.T.CH.), PRANA (Ayurveda). Por ser un concepto más universalmente utilizado, adoptaremos para tal energía la denominación hindú de prana, propuesta desde los más antiguos textos del Ayurveda.
3.- Existen sistemas de conducción de las señales de los diferentes
niveles vibratorios de una misma energía fundamental en el organismo humano.
Además de los clásicos sistemas de transmisión neural y humoral,
mediados por moléculas como las hormonas y los neurotransmisores, tenemos
sistemas de conducción eléctrica iónica, semiconducción molecular
y, posiblemente, superconducción, que hacen del ser vivo una red
intrincada de conducción de señales que integran los diferentes subsistemas en
un todo indivisible.
En el sistema nervioso central se generan corrientes alternas a través
del sistema neuronal y corrientes continuas o directas a través del
sistema glial; algunas moléculas ubicuitarias en los sistemas vivos, como la
colágena, asumen el rol de semiconductores que pueden explicarnos la gran
efectividad terapéutica de técnicas como la de infiltración de microdosis de
anestésicos locales en la terapia neural. El ADN y la melanina han ido
postulados como superconductores biológicos, que nos podrían explicar
fenómenos incomprensibles para el paradigma vigente, como la sensibilidad de los
organismos vivos a campos magnéticos extremadamente débiles y los procesos de
levitación asociados a ciertos estados ampliados de conciencia.
4.- La energía vital puede ser transmitida a distancia, como se
refleja en los clásicos experimentos de Elmer Green -'The Copper Wall Project'-,
en los cuales, terapeutas entrenados en el toque terapéutico sin contacto,
pueden producir salvas de potenciales de un voltaje inmensamente superior a
todos los potenciales biológicos conocidos. Igualmente la sincronización de las
ondas electroencefalográficas y la pulsación del campo magnético terrestre en su
banda de ocho hertz, ha sido asociada a la efectividad de prácticas de sanación
entre diversas culturas. La existencia de un potencial humano, que puede ser
intencionalmente dirigido por un terapeuta entrenado, se constituye hoy en uno
de los grandes retos de la bioenergética.
5.- La energía biológica puede ser conducida por múltiples conductores,
incluyendo materiales orgánicos, lo cual puede ser utilizado en técnicas simples
de transferencias energéticas propuestas ya desde el siglo pasado por
Reichenbach y desarrolladas desde comienzos del presente siglo por Eeman, quien
nos introduce en el revolucionario campo de la terapia bioenergética grupal a
través de lo que él ha llamado circuitos cooperativos.
6.- La característica fundamental del prana -energía vital- es su patrón
de pulsación variable, caracterizado por ritmos que varían en función
de ritmos geofísicos y ritmos fisiológicos endógenos. Es esta cualidad
fundamental de vibración del prana, íntimamente asociada a la pulsación del
campo magnético terrestre, la condición que permite su modulación por diferentes
prácticas bioenergéticas.
7.- Un comportamiento similar al de la luz, por el cual el prana puede ser
sometido a refracción y reflexión, es constatado en sistemas de
retroalimentación con la reflexión de la propia imagen energética, como
ocurre en el tipo de terapias que manejan las propias emisiones del organismo o
terapias de retroalimentación con las propias oscilaciones.
8.- Desde la noción moderna del V.A.S. o señal autónoma vascular de Nogier,
hasta los pulsos registrados por el médico tradicional chino o los de la
medicina ayurvédica, el pulso nos brinda una herramienta clínica de valor
inestimable. El pulso, como clave semiológica en el diagnóstico de la
condición del organismo, ha sido un común denominador en todas las culturas y
puede ser una de las más valiosas ayudas en la determinación del estado
energético de un organismo.
Dr. Jorge Carvajal
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