Los ocho meridianos extraordinarios se encargan de
administrar la Energía Vital Original o energía heredada (y por tanto de reserva
limitada), que reside en los riñones. Éstos mezclan su Energía Vital Original
con la Energía Vital Nutritiva en los meridianos principales, y con la Energía
Vital Protectora en los meridianos tendinomusculares. Actúan como depósitos,
vertiendo energía a los meridianos principales cuando tienen una carencia o
recogiéndola cuando sufren un exceso.
Dos de ellos, el canal gobernador y
canal concepción son especialmente importantes, pues forman un circuito
energético llamado orbita microcosmica. El Canal Gobernador nace en los riñones,
en donde recoge la Energía Vital Original, baja hasta el periné para unirse al
Canal Concepción, sube por la línea media de la espalda hasta la coronilla, y
desciende cruzando el entrecejo para terminar en el labio superior. El Canal
Concepción nace también en los riñones y baja hasta el periné, donde emerge a
nivel cutáneo, ascendiendo por la línea media del abdomen, pecho y garganta
hasta el labio inferior. La lengua que descansa en el paladar hace las veces de
puente o interruptor, conectando los dos canales. El Canal Gobernador es el
regulador de toda la energía Yang del cuerpo, mientras que el Canal Concepción
controla toda la energía Yin. En la meditación llamada por los taoistas la
Orbita Microcósmica, dado que describe una órbita alrededor del microcosmo
humano, la mente guía de manera consciente y por tanto de manera constante y
uniforme la Energía Vital Original que sube por el Canal Gobernador mientras se
inspira y baja por el Canal Concepción mientras se espira, siguiendo un ciclo
ininterrumpido, de esta manera se dinamiza y se aumenta el caudal de Energía
Vital Original que en su trayecto libera posibles bloqueos que pueden existir en
este circuito energético, que es de vital importancia.
Por los veinticuatro meridianos principales, doce en cada lado del cuerpo, circula la Energía Vital Nutritiva. Cada meridiano Yang es la órbita energética de un órgano Yang, y cada meridiano Yin es la órbita energética de un órgano Yin.
En los brazos como en la piernas hay tres meridianos Yang y tres Yin. Los meridianos Yang de los brazos empiezan en los dedos de las manos y terminan en la cara. Los Yang de las piernas empiezan en la cabeza y terminan en los dedos de los pies. Los meridianos Yin de las piernas empiezan en los dedos de los pies, finalizando en el tórax. Los Yin de los brazos empiezan en el tórax y terminan en los dedos de las manos. Cada meridiano Yang se conecta con otro meridiano Yang en la cabeza; y los Yin con otro meridiano Yin en el tórax.
Los meridianos tendinomusculares son ramas secundarias de recorrido superficial, que se derivan de los meridianos principales. Por ellos circula la Energía Vital Protectora, un buen caudal de esta energía, contrarresta los efectos de las energías externas como el frío, el calor, el fuego, el viento, la sequedad y la humedad, equilibrando la homeostasis interna.
Por los veinticuatro meridianos principales, doce en cada lado del cuerpo, circula la Energía Vital Nutritiva. Cada meridiano Yang es la órbita energética de un órgano Yang, y cada meridiano Yin es la órbita energética de un órgano Yin.
En los brazos como en la piernas hay tres meridianos Yang y tres Yin. Los meridianos Yang de los brazos empiezan en los dedos de las manos y terminan en la cara. Los Yang de las piernas empiezan en la cabeza y terminan en los dedos de los pies. Los meridianos Yin de las piernas empiezan en los dedos de los pies, finalizando en el tórax. Los Yin de los brazos empiezan en el tórax y terminan en los dedos de las manos. Cada meridiano Yang se conecta con otro meridiano Yang en la cabeza; y los Yin con otro meridiano Yin en el tórax.
Los meridianos tendinomusculares son ramas secundarias de recorrido superficial, que se derivan de los meridianos principales. Por ellos circula la Energía Vital Protectora, un buen caudal de esta energía, contrarresta los efectos de las energías externas como el frío, el calor, el fuego, el viento, la sequedad y la humedad, equilibrando la homeostasis interna.
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